¿Cómo detectar el síndrome del nido vacío?

La maternidad y la paternidad son dos procesos vitales que marcan de por vida la esencia de la persona y cómo se relacionará en adelante consigo mismo y con el mundo exterior.

Esto implica realizar un sin fin de adaptaciones conductuales y neurológicas que van afianzándose con el tiempo. Pero, ¿Qué sucede cuando estas adaptaciones, fruto de la necesidad de criar y cuidar a los más pequeños de la familia, dejan de cumplir la función original por la partida de estos?

Ante este escenario, existen posibles consecuencias adversas para los padres, en especial para la madre que es quien normalmente suele asumir una mayor carga de trabajo en el cuidado de los hijos.

En Psiconar ofrecemos servicios de psicología para adultos, donde tratamos síndromes como el que hablaremos a continuación.

¿Qué es el síndrome del nido vacío?

El síndrome del nido vacío es un conjunto de síntomas que suelen aparecer de forma conjunta cuando un cuidador que convivía con uno o más miembros que dependían en parte de él se van del entorno donde estaban, dejando un espacio vacío a nivel emocional, de tareas, contacto y otros elementos significativos para la persona que lo sufre y se queda en dicho lugar.

La definición amplia es a propósito, ya que sabemos que este síndrome puede darse por parte de cuidadores que no necesariamente eran los padres (o incluso ni siquiera eran familia). También puede darse en entornos distintos al hogar y con independencia de la edad de la persona que se va.

Después de todo, lo importantes es que había un vínculo entre la persona que sufre el síndrome y la que se va; y que esta última dependía de la primera y tenía un rol de recibir cuidados frente al cuidador.

El caso más frecuente es el de mujeres de más de 40 que ven a su hijo (o hijos) emanciparse. En Psiconar, te ayudamos a superar este síndrome del nido vacío.

¿Qué síntomas presenta?

Como en cualquier otra problemática psicológica que afecte al ser humano, las diferencias individuales a la hora de que dicha problemática se manifieste puede variar de forma sustancial.

Sin embargo, el síndrome del nido vacío cuenta con una serie de signos y síntomas que suelen ser comunes en la mayoría de madres y padres que lo padecen. 

Estado de ánimo decaído

En casos marcados, puede recordar a los síntomas de la depresión e incluso cursar con esta. A veces, es el origen o al menos el detonante de la depresión.

Debemos recordar que muchas veces el trabajo y el tiempo dedicado a una tarea (laboral, de pareja, de crianza, etc.) puede desviar la atención de ciertos problemas que uno mismo lleva dentro. Al despejar dichas tareas, podemos entrar en contacto con los problemas ocultos y manifestarse.

Aburrimiento

Al tener mucho tiempo libre (en comparación con antes de la partida de los hijos), es fácil que aparezca la sensación de aburrimiento con frecuencia. Aquí será importante buscar actividades que nos hagan sentir útiles, valiosos y que supongan un aporte de significado para nuestras vidas.

Autopercepción de no-utilidad

Relacionado con lo anterior, no es solo cuestión de «hacer cosas» para mantenerse ocupado; estamos hablando de hacer cosas que nos hagan sentirnos útiles. Pocas cosas nos hacen sentir tan útiles y valiosos como ayudar a los demás y en concreto a nuestros hijos y familiares. Por ello, eliminar parte de estas labores de golpe puede suponer un reto adaptativo.

Recuerdos intrusivos

Existe la falsa creencia de que todo momento pasado siempre fue mejor. Lo cual no es cierto, pero sí puede vivir se así cuando vemos las cosas desde la distancia y focalizándonos en lo bueno que teníamos y ya no está en nuestra vida.

En el síndrome del nido vacío, aparecerán con facilidad recuerdos pasados, normalmente felices o de alto valor. Incluso pueden recordarse momentos «malos» riñas familiares, pero que en definitiva, nos hacían sentir conectados con nuestros hijos.

Sensación de sinsentido

De manera más trascendental, una pregunta que suele aparecer en estos momentos suele ser la de «¿y ahora qué?». Como si ya hubiésemos llegado a la meta de una supuesta carrera que contaba con una línea final que había que cruzar.

Lo cierto es que si bien termina una etapa, no significa que no hayan etapas posteriores. Nuestros hijos siempre agradecerán (aunque a veces no explícitamente) que estemos ahí para ellos y se encontrarán con dificultades en las que recurrirán a nosotros, aunque con menos frecuencia; y esto es buena señal.

La pregunta ahora es cómo buscar ese sentido en la nueva dinámica de la relación (fuera del nido) y qué hacer con el resto de necesidad de sentido con la vida propia, por ejemplo, involucrándonos en otras relaciones y actividades.

Consecuencias psicosomáticas

Sobre todo si se cuenta con un historial previo de problemas psicosomáticos, es fácil que aparezcan durante el síndrome del nido vacío. Dolores de cabeza, problemas gastrointestinales, problemas cutáneos o en casos más graves fibromialgia o patologías de difícil detección etiológico.

¿Cuándo puede aparecer el nido vacío?

Familias monoparentales: Los cuidadores que se hacen cargo ellos solos de todas las tareas (afectivas y materiales) suelen vivir con más impacto la partida del hijo.

Relación estrecha con los hijos: Hablamos sobre todo de relaciones simbióticas con mucha conexión y un apoyo reciproco (el cuidador sobre el hijo y viceversa).

Cantidad de hijos: En especial cuando hay varios hijos y coincide que todos parten en un breve periodo de tiempo, el impacto será mayor.

Mayor responsabilidad sobre uno de los cuidadores: En el caso por ejemplo de familias biparentales, aquel cuidador que más se ha volcado en el cuidado de los niños es también el que potencialmente más facilidad puede tener para sufrir el síndrome del nido vacío.

Poco espacio para el desarrollo personal: Si durante los años previos la persona que puede sufrir el síndrome ha destinado una gran cantidad de tiempo a sus hijos y no ha podido cultivar otras áreas de su vida, el riesgo aumentará de forma notable.

Altos niveles de preocupación y miedos: Las personas con tendencias a preocuparse y anticipar situaciones peligrosas también tienen más facilidad para sufrir el alejamiento de sus seres queridos al sentirse más desprotegidas y también al temer más por el estado de los otros que se alejan.

Historia de vida parental: No debemos olvidar que la historia familiar que los propios cuidadores han tenido marcan de forma muy acusada cómo nos relacionamos con las separaciones, la distancia, los abandonos y las pérdidas.

Distancia: Cuanto más lejano sea el lugar al que se muda el niño, más probable será sufrir el síndrome del nido vacío, ya que la percepción de accesibilidad, algunos miedos y otras variables se ven incrementadas.

Bibliografía:

  • Carmona González, E., Martínez Suárez, G. F., Niño Jiménez, L. A., Rodríguez Barragán, Á. J., & Sierra Puerto, P. S. (2008). Estilos vinculares y afrontamiento de la pareja en la transición del nido vacío.
  • Lugones Botell, M. (2001). El climaterio y el síndrome del nido vacío en el contexto sociocultural. Revista Cubana de Medicina General Integral, 17(2), 206-208.

Abrir chat
1
Escanea el código
Hola, ¿En qué podemos ayudarte?
Pide Cita:647 826 425