El embarazo es un periodo de mucha incertidumbre, preocupaciones y cambios hormonales que suelen alterar la estabilidad psicológica y emocional de la mujer. Entre las distintas repercusiones que pueden aparecer, la ansiedad es sin duda una de las más frecuentes.
En este artículo de centro Psiconar contestaremos a preguntas como: ¿Qué causa la ansiedad durante el embarazo? ¿Cómo podemos gestionar los síntomas ansiosos para disminuir su intensidad? ¿Qué relación hay entre los cambios hormonales y vitales con la ansiedad del embarazo?
Como en cualquier otra etapa de la vida, la ansiedad puede aparecer y sostenerse por multitud de motivos. Habrá grandes diferencias individuales en cada caso y el trabajo personal (y también profesional si se precisa), consistirá en primer lugar en identificar las causas de la ansiedad.
En primer lugar estarían los procesos cognitivos que la mujer experimenta. Las dudas y los temores que aparecen pueden convertirse en pensamientos negativos recurrentes que acaban creciendo y generando ansiedad. Esto se debe a que en el proceso de temer que se hagan realidad, es habitual que empiece una lucha contra ellos que en cierto modo los retroalimenta y les dan más verosimilitud.
Por ejemplo, pensar que no se va a ser buena madre, que el niño/a nazca con algún problema o qué pasará si su hijo no es feliz.
Desde inestabilidad laboral hasta otros problemas médicos, pasando por preocupaciones relacionadas con el tiempo y la casa, pueden aumentar los niveles de ansiedad durante el embarazo.
Al final, somos conscientes de que traer una vida al mundo implica una serie de cambios y adaptaciones por parte de los cuidadores. Por ende, disponer de tiempo, dinero y espacio para realizar el rol de madre será una pieza fundamental de la tranquilidad emocional.
Sentir que no estamos solos es clave en cualquier reto de la vida, pero cuando se trata de ser madre, vivir el embarazo y cuidar al nuevo miembro de la familia, sentir que se tiene el apoyo por parte de personas de confianza será de especial importancia.
Por eso, muchas veces los conflictos familiares y de pareja pueden sufrirse por partida doble al poder interpretarse como grietas en la seguridad que estos vínculos nos transmiten para los tiempos difíciles que puedan llegar.
En base a las causas previamente comentadas, podemos esbozar algunas soluciones o formas de gestionar la ansiedad durante el embarazo para conseguir disminuir la intensidad y malestar que genera.
La primera parte para gestionar los pensamientos negativos es la no identificación con ellos. Es decir, los pensamientos que tenemos, sobre todo los basados en preocupaciones y anticipaciones, no son hechos en sí, sino solamente avisos de nuestra mente de cosas que teme que sucedan.
Así pues, debemos observarlos como lo que son, nuestros miedos, no hechos probables. Por supuesto, esto dependerá del pensamiento en cuestión, pero gran parte de los que aparecen suelen tener un alto componente irracional.
Luego será útil desarrollar esos pensamientos y no intentar contraargumentarlos siempre. A veces puede ser positivo desarrollarlos de la siguiente forma: “y si esto que tanto temo ocurriese, ¿Qué pasaría? ¿Qué podría hacer yo?”. Mantenernos en esta conversación y desarrollarla hasta sus últimas consecuencias puede ayudar a mostrarnos que siempre habría un camino sobre el que seguir hacia delante.
Es posible que ciertos temas no puedan solucionarse por mucho que queramos (como por ejemplo, saber a ciencia cierta cómo de estable será nuestro trabajo). Pero aquellos en los que tengamos cierto margen de maniobra, sí deberíamos trazar, con la ayuda de alguna persona de confianza (amigo, familiar, pareja, compañero de trabajo, etc) algún plan de acción o como mínimo, resolver las dudas que podamos tener.
Algunos ejemplos:
En la mayoría de los casos, una gran parte de los miembros de la familia responden positivamente y están a la altura de lo que las nuevas demandas que el bebé recién llegado requiere.
Es cierto que en todas las familias pueden haber personas que nos decepcionen o que no nos ayuden como esperábamos. Por eso será importante apoyarnos en quienes sí muestran su cercanía, agradeciéndola y aceptando que no todo el mundo debe, quiere o incluso merece darnos su apoyo.
A modo preventivo, en el caso de los conflictos de pareja, sería interesante acudir a escuelas de padres para aumentar la implicación de la pareja o acudir a un psicólogo para adultos para resolverlos, limar asperezas y preparar psicológicamente en caso de dificultades adaptativas.
En el otro sentido, también es posible que unos altos niveles de ansiedad, sobre todo si son sostenidos durante mucho tiempo, puedan tener repercusiones en el proceso de gestación.
A nivel fisiológico, los altos niveles de cortisol materno (la “hormona del estrés”), puede tener efectos neurotóxicos para el feto, dado que son capaces de atravesar la placenta generando efectos epigenéticos. Aunque bien podemos añadir que no estaríamos hablando de efectos graves, sí pueden influir de cierta manera.
Por ejemplo, se sabe que los altos niveles de ansiedad de la madre pueden influir en tener un parto prematuro. Así pues, el miedo al embarazo puede acelerar la llegada del parto.
Una disminución en el crecimiento del feto y el bajo peso también se han encontrado como variables que se ven influidas por los altos niveles de ansiedad maternos.
En casos más graves, se han encontrado pequeñas pero consistentes relaciones entre la ansiedad materna (en especial en los primeros meses de embarazo) y los problemas de conducta, los problemas de atención e hiperactividad (de los 5 a los 14 años) e incluso puntuaciones menores en test de inteligencia y habilidades lingüísticas en niños de menos de 6 años cuyas madres sufrieron de ansiedad.
En Psiconar te ayudamos a recuperar tu bienestar psicológico en adultos. Especialistas en terapias de adultos, psicooncología y psicología perinatal.
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