El cáncer de mama es el cáncer más frecuente del mundo en mujeres. De hecho, representa en torno al 15% de todos los cánceres del mundo. Es especialmente frecuente a partir de los 45 años de edad.
A pesar de que la supervivencia de las mujeres que lo sufren es muy alta, sobre todo cuando es detectado a tiempo, no quita el fuerte impacto psicológico que puede acarrear sobre la salud mental de la mujer.
En el siguiente artículo del gabinete Psiconar, vamos a compartir algunas estrategias para afrontar de la mejor manera posible el cáncer de mama utilizando técnicas psicológicas y de gestión emocional.
No debemos olvidar, que como cualquier enfermedad, ésta acarrea una serie de consecuencias médicas que a su vez, también pueden repercutir (y suelen hacerlo) en la salud mental y estabilidad emocional.
Algunos de los síntomas más frecuentes (aunque existe una amplia variedad):
Vamos a mencionar las consecuencias psicológicas más frecuentes dado que serán las que deberemos combatir utilizando las técnicas apropiadas. En primer lugar, hablaremos de las consecuencias psicológicas del cáncer de mama al conocer el diagnóstico:
Estas reacciones son naturales y permiten también generar en la persona un espacio de adaptación para asimilar poco a poco la nueva información (y los cambios que esta ejercerá en su vida y entorno). No debemos alarmarnos salvo que los síntomas se alarguen durante mucho tiempo sin disminuir en intensidad.
Por tanto, es sano llorar, enfadarse, etc., si nuestra mente lo necesita e incluso compartir estas expresiones emocionales intensas con alguien de confianza sin sentirnos culpables.
Superada la fase inicial después de descubrir el diagnóstico empezarán a aparecer numerosos efectos en la vida cotidiana y en la forma de vivir. Algunos de los más frecuentes y relevantes:
Llegando a las estrategias psicológicas para hacer frente a los problemas que el cáncer trae consigo (y su tratamiento), dejamos un listado de 8 consejos útiles:
Es posible que tanto la persona que lo sufre como las personas de alrededor, no sepan cómo reaccionar y gestionar ciertos aspectos y temas relacionados con el cáncer.
Es por ello que conforme vayamos descubriendo las necesidades que tenemos, informemos a los familiares y personas del entorno para que sepan cómo pueden ayudar. A veces puede ser pidiendo un tiempo a solas, pidiendo algún favor o incluso pidiendo abordar algún tema que quizá la otra persona está evitando por temor.
En esta etapa de la vida, será fundamental ser capaces, más que nunca, de expresar nuestras propias necesidades a los demás, ya que es una situación nueva y compleja.
Relacionarse y rodearse de personas de confianza y valor para una misma será fundamental para hacer frente al cáncer de mama. Los estudios así demuestran que el apoyo social es un gran protector para las repercusiones psicológicas del cáncer e incluso para sobrellevar mejor el tratamiento y la recuperación posterior.
Queda con amigos, pasa tiempo con la familia, realiza actividades en grupo, etc.
Dentro del apoyo social, hay que realizar una mención especial a los grupos de ayuda especializada en cáncer de mama. Busca cerca de tu localidad. Son muy frecuentes y altamente beneficiosos. Existen numerosos estudios sobre los beneficios de poder compartir con otras mujeres que también están pasando o han pasado el cáncer de mama.
Permitirá entender y normalizar ciertas cosas que quizá consideres extrañas o no entiendas. Además, sentir esa comprensión, empatía y pertenencia a un grupo de iguales te aportará mucho desde el primer momento.
Muchas veces el estrés se convierte en uno de los peores problemas con el cáncer de mama. Incluso cuando se trata de un cáncer poco agresivo y con muy buen pronóstico, el simple hecho de tener que realizar muchas gestiones en el día a día (a nivel médico, familiar, laboral, etc) puede convertirse en otro obstáculo para nuestro equilibrio emocional.
Para ello, se recomienda seleccionar las tareas pendientes más urgentes e importantes, dividirlas en pequeñas partes asumibles y distribuirlas a lo largo de las semanas para poder organizar la mente y el tiempo.
Junto con la priorización y la división de tareas (así como pedir ayuda con ellas si es necesario), será importante también tener en cuenta cuales de ellas merecen realmente que dediquemos energía.
Una forma de discriminar entre tareas que debemos realizar con más o menos urgencia/importancia, serán aquellas sobre las que tenemos un mayor grado de control. A más control mejor será potencialmente el resultado. Al mismo tiempo, ahorraremos mucho tiempo y energía al no destinar nuestros esfuerzos emocionales con temas sobre los que no tenemos control.
Si la apatía y la tristeza aparecen, será fácil que aparezca una tendencia a aislarse y no socializar. Deberemos evitar en la medida de lo posible este patrón porque puede facilitar espirales bastante nocivas para nuestra psique.
Las técnicas de respiración (y también las de imaginación guiada), son buenas herramientas que podemos seguir para manejar emociones en situaciones complicadas. Instaurarlo como hábito diario o semanal puede ser una pieza clave para nuestro sistema emocional. Realizarlas con un psicólogo con experiencia en estas técnicas será la opción óptima.
Como sucede con las enfermedades en general (y todo aquello que señale hacia la fragilidad humana y la vulnerabilidad) es fácil que aparezcan temas tabú. En la medida de lo posible será recomendable disolverlos con personas de confianza para poder abordarlos con el tiempo.
Cuantos menos temas tabú haya sobre la enfermedad, sus consecuencias y el tratamiento, mayor grado de libertad sentiremos en nuestro día a día y más energía tendremos para hacer frente a los obstáculos. En nuestro gabinete ofrecemos el servicio de psicooncología.
Pide Cita:647 826 425